domingo, 10 de octubre de 2021

VIVIAN MAIER

Vivian Maier (Nueva York, 1 de febrero de 1926 - Chicago, 21 de abril de 2009)​ fue una fotógrafa estadounidense aficionada que trabajó como niñera en Chicago durante cuatro décadas.

Sus padres, refugiados judíos, fueron la francesa Maria Jaussaud y el austríaco Charles Maier. Pasó su infancia entre Francia y Estados Unidos. Hacia 1930, fue abandonada por su padre. Junto a su madre convivió una temporada con una pionera de la fotografía, la surrealista Jeanne J. Bertrand; es posible que ahí naciera su interés y su vocación.​

En 1951, con 25 años, se mudó a Nueva York y en 1956 a Chicago, donde pasó la mayor parte de su vida.

Maier no revelaba muchos de sus carretes, solo tomaba fotos sin descanso y sin que pareciera importar el resultado final.

Hacia el final de su vida, quedó sin vivienda pero los tres hijos Ginsberg a los que había cuidado de niños le pagaron el alquiler de un apartamento y cuidaron de ella hasta su fallecimiento en 2009.​

En diciembre de 2008, cuando caminaba sobre hielo, se cayó y golpeó en la cabeza. Fue llevada a una residencia de ancianos en Oak Park donde falleció cuatro meses después, a los 83 años.​

En 2007 John Maloof estaba buscando información para escribir un libro de historia sobre Chicago NW Side llamado Portage Park y acudió a una subasta donde compró un archivo de fotografías por unos 380 USD. La casa de subastas había adquirido sus pertenencias de un almacén guardamuebles porque había dejado de pagar las cuotas.​
John Maloof comenzó a revisarlo y lo desechó para su investigación. Decidió revelar una parte y revenderla en Internet. Fue entonces cuando el reputado crítico e historiador de fotografía Allan Sekula se puso en contacto con él para evitar que siguiera dispersando aquel material prodigioso y lleno de talento. Maloof, consciente del tesoro rescatado prácticamente de la basura, empezó un minucioso trabajo de investigación, recuperación y protección del archivo de Vivian Maier.​

Yo creo que desde que descubrió la fotografía a Vivian le fascinó, pero como era una mujer responsable y realista pensó que no se convertiría en una fotógrafa reconocida y que debía buscar una mejor forma de ganarse la vida. Debido a esto, trabajó siempre como niñera y dejó la fotografía como un hobby casi secreto, reservando sus fotografías para sí misma por miedo al juicio y opinión de otros. Además, sus fotos reflejaban momentos cotidianos con los que se topaba cuando caminaba por la ciudad y los cuales ella capturaba casi sin ser vista, por eso puede que se considerara "como una especie de espía". Esta podría ser una de las razones por las que prefería pasar desapercibida. Sin embargo, considero que le habría encantado ver que a la gente le gustan sus fotografías y la fama que ha adquirido con el paso del tiempo, aunque pienso que, sin haber tenido nada de lo anterior, Vivian Maier fue bastante feliz durante su reservada vida.

Pasemos a la lectura de las siguientes fotos:

Observamos una fotografía en blanco y negro y cuadrada, como es característico en las obras de Vivian Maier. Tiene una angulación ligeramente contrapicada. 
Podemos ver una escena nocturna que se desarrolla en el exterior, en lo que parece una calle de adosados. A pesar de estar bastante oscuro la acción central aparece bastante clara. Un policía y un hombre trajeado agarran por los brazos a otro indviduo con sombrero, arrastrándolo con esfuerzo. En el fondo podemos divisar
un coche, un edificio en el que cuelgan distintos carteles de locales, y algunas personas que presencian la escena.

Creo que Maier paseaba o se dirigía hacia su casa como una noche cualquiera y se topó con esta situación que seguramente sería recurrente en aquella época. Vivian solía tomar fotos a acontecimientos cotidianos de los que era testigo a diario y, por eso, una vez más decidió sacar su cámara e inmortalizar el momento. Su objetivo pudo ser simplemente capturar una imagen común en la sociedad de entonces, así como reflejan una gran mayoría de sus fotografías. A mí personalemente esta fotografía me transmite cierto sentimiento de pena y compasión, pues en mi mente es tan solo un pobre hombre al que arrastran tal vez al calabozo o algo parecido por el simple hecho de no tener un techo bajo el que pasar la noche. Quizá ha sido acusado injustamente de algún delito. Y digo injustamente porque no percibo ni una pizca de maldad de este aparentemente indefenso hombre que ni siquiera parece oponer resistencia.

Vemos otra obra de la misma autora. Esta vez está en formato vertical, a color y la angulación es normal. La fotografía es de una especie de cristal en el que, por un lado, podemos ver el reflejo de la propia Vivian Maier y detrás de ella algunos árboles y edificios. Y por otro, en el lado contrario del cristal vemos a una mujer de avanzada edad, apoyada en la pared y vistiendo un grueso abrigo de pelo gris, al igual que su cabello corto en el que asoman algunas canas.  

El claro cielo que aparece reflejado parece indicar que esta foto fue tomada a primera hora de la mañana y no parece que abunden los paseantes por la zona. Tan solo vemos tal vez una tercera persona, al lado de la señora, utilizando lo que podría ser un teléfono. La anciana podría estar ya aburrida de esperar para usarlo y esto ha provocado la interesante expresión de su cara. Puede que Maier caminase tranquila por aquel lugar, se encontrase con aquella curiosa escena y quisiese capturarla con su cámara. Se me hace muy interesante la expresión casi hierática de la mujer pero que, a la vez, me transmite tantas cosas. Para mí su rostro evoca cierta tristeza y su mirada hacia el infinito una definitiva nostalgia, quizá producidas ambas a causa de una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre cómo evolucionan y cambian sin parar las cosas y una detallada retrospección sobre todas aquellas experiencias ocurridas en la vida que le ha tocado vivir y cuyo fin queda ya no muy lejos.

     




















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